Article del "Dia de Valladolid"
Ismael Alonso - domingo, 18 de octubre de 2015
Garitano y su futuro. Todo lo que no sea sumar los tres puntos hoy en Palamós (17.00 horas) dejaría al borde de la destitución al entrenador blanquivioleta
Buscarle lógica al fútbol es como intentar poner esquinas al mar. Una
estupidez. Vive del momento, se conjuga en otros tiempos. Por eso no
extraña que la primera final para el Real Valladolid llegue en octubre.
Aunque con matices. Porque el equipo tiene margen pase lo que pase. Pero
su entrenador no. A Suárez todavía le escuecen las cicatrices de JIM y
Rubi. De ahí que la condescendencia -obligada por contrato- que se tuvo
estos dos últimos años con el banquillo se convierte ahora en risa
nerviosa.
Garitano nació, practicamente, en un estadio. Y esta peli ya la ha
visto. Carlos Suárez le dio un toque después del partido ante el Oviedo y
cuando ya hay un aviso, al segundo te mandan cerrar la puerta por
fuera. Trabajar así no es lo idóneo, sí, pero esto es fútbol, bueno y
también vida.
Manejar esa presión es complicado, sobre todo, cuando depende de
terceros. Y aquí entran los jugadores, propios y ajenos -a veces más
trasparentes que los que se cambian en tu vestuario-. Pero el técnico
vasco debe centrarse en los que llevan la camiseta para la que trabaja.
Ordenarlos, trasladar lo que se hace en los entrenamientos al terreno de
juego. Que la intensidad y la implicación no se convierta en
desconcierto y apatía.
Pero es que muy claro no lo debe de ver cuando sigue sin despejar x en
defensa. Nuevo dibujo, nuevos hombres... Lo más lógico es el orden. La
mesa en la cocina y la cama en el dormitorio. Poner una mesilla en el
baño, o un medio centro como central, puede parecer una excentricidad o
un grito de socorro ante tanta desesperación.
En principio, Garitano variará dibujo e introducirá hasta cuatro
cambios con respecto al pasado domingo. Se lleva a todos los jugadores
disponibles -Alfaro y Erick Moreno no viajaron por lesión- con el
objetivo de romper esa racha que ya parece eterna de cuatro encuentros
sin conocer la victoria.
Si lo de la pizarra no ha sido un despiste, el técnico vasco arropará a
su equipo atrás. Tres centrales más dos carrileros. Una fórmula que no
le acabó de funcionar ante el Oviedo en la segunda mitad, pero que se
convierte en un flotador en medio del océano, algo a lo que agarrarse.
Lo complicado es acertar quién ocupará el tridente defensivo. Timor no
se encontró jungado tan atrás, auque Garitano podría ponerle dos sombras
para que gane en confianza: Samuel y Marcelo Silva, con Chica y Hermoso
como falsos laterales. De cintura para arriba, más dudas. Leao es
indiscutible hasta ahora para Garitano que podría dar minutos a Tiba,
con Manu del Moral y Mojica, que regresa de jugar con su selección, y
Rodri arriba.
Aunque es más cuestión de fe que de nombres. De creer, más que de
dorsales. Las dudas son de ida y vuelta, banquillo-césped;
césped-banquillo. Un círculo vicioso para romper en un campo de pico y
pala, de mono, de menú del día para obrero. O trabajas o pierdes. O
cuchillo, o mantequilla. No hay medias tintas. Ya lo sabe la plantilla
blanquivioleta, que la pasada temporada salió tarifando en uno de los
peores partidos de los de Rubi.
El Llagostera llega espoleado por la victoria de Copa en Zaragoza pero
con cinco derrotas a sus espaldas. Lo único que ha ganado lo ha hecho en
casa. Oriol Alsina no podrá contar con René, Ruymán y Eloy Gila, aunque
recupera a Chumbi, Emilio y el exblanquivioleta Chus Herrero.
Alineaciones probables
Llagostera: Moragón; Masó, Fran Cruz, Jorge, Samu; Escassi, Pitu, Imaz, Giva; Juanjo; Juanto.
Real Valladolid: Kepa, Chica, Samuel, Marcelo Silva, Timor, Hermoso; Leao, Tiba, Manu del Moral, Mojica; Rodri.
Árbitro: Guillermo Cuadra Fernández (balear).
Hora: 17 horas.
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