Article del "Periodico de Aragon"
La Copa del Rey
Fue una derrota cruel, una eliminación copera injusta porque el Real Zaragoza mereció pasar a dieciseisavos de final en una segunda parte donde acumuló muchas oportunidades y pagó su falta de gol para que el Llagostera, en un centro de Ríos Reina que desvió el debutante Iñaki Olaortua, se hiciera con el billete y volviera a dejar claro que la Copa, en la historia reciente, es una decepción continua para el conjunto zaragocista, que se ha quedado fuera en su primer cruce en siete de las últimas nueve ediciones. Es otra señal clara del declive que ha vivido a todos los niveles el Zaragoza, esta vez eliminado en su casa por un rival lleno de suplentes y a años luz de su historia, de su entidad y de su afición.
Más allá del componente histórico y que evoca aquellas noches gloriosas tan lejanas, esos seis títulos que ha alzado el Zaragoza en su trayectoria, la Copa no es, por razones obvias, la prioridad de un equipo que debe recuperar sí o sí su puesto en la élite y eso solo se consigue por la vía de la Liga. Sin embargo, la despedida del torneo sí supone un frenazo al buen momento exhibido por el Zaragoza en los últimos partidos, además de quitarle una ilusión a la afición, ese pequeño corazoncito sentimental de lo que ha sido este torneo para el zaragocismo, que también asume que la vida está en la Liga, con próxima estación en el Tenerife este domingo en La Romareda. La entrada, con unos 9.000 aficionados, en medio de las Fiestas del Pilar, también reflejó claramente esa idea.
Con la novedad de Iñaki Olaortua en el centro de la zaga y con la premisa de que Ángel, Aria y Abraham refrescaran el once y se reivindicaran salió también el Zaragoza de Ranko Popovic al césped y lo cierto es que la primera parte fue de todo menos cómoda para los zaragocistas. Y eso que se encontraron con un penalti casi sin romper a sudar. Jorge Díaz lo provocó y Ángel, demasiado ansioso, lo mandó a las nubes. El Zaragoza careció del control en la medular que había tenido en los últimos días, con Aria de nuevo desaparecido y Wilk precipitado para que los intentos del equipo de Popovic se quedaran en el último pase, en la zona donde se cocinan de verdad los goles.
Fue el Llagostera el que sí dio con la forma de elaborarlo. Un error posicional de un gris Abraham y el despiste de Isaac, que se quedó enganchado, provocaron la contra que Benja mandó a la red. Manu Herrera, desigual en las salidas y mejor bajo palos, envió después a córner el peligroso disparo de Chumbi. El Llagostera estaba mucho más cómodo que un Zaragoza de vuelta a su versión más gris del curso, un equipo impreciso y de nulo fútbol.
Dos llegadas de Isaac, mucho mejor hacia arriba que a la hora de defender, fueron lo más reseñable hasta que Hinestroza empezó a aparecer con más peligro. El colombiano le dio un buen balón a Ángel, que remató mal, y después provocó la parada de Ratti en un disparo fuerte y colocado. El Zaragoza, además, se encontró con el gol antes del descanso. Una buena salida desde atrás de Olaortua y Morán acabó en los pies de Hinestroza y su centro lo remató Ángel después del único fallo de Ratti en el partido. Clamoroso, eso sí.
MEJORÍA CON SERGIO GIL
Popovic movió ficha en el descanso y sentó a Aria para que Sergio Gil le diera otro aire al Zaragoza. El canterano tomó con fuerza la brújula y el equipo empezó a generar muchas llegadas y a convertir a Ratti en el héroe. El meta del Llagostera desvió un disparo de Gil, otro de Hinestroza y, sobre todo, mandó al larguero un cabezazo de Ángel tras una falta bien lanzada por Isaac.
Merecía marcar el Zaragozaa, pero el gol no llegaba. Lo rozó Jorge Díaz, en una buena combinación con Gil, y también lo tuvo Ángel a pase del uruguayo. El técnico del Llagostera trató de frenar el vendaval zaragocistas con los cambios y Popovic adelantó el regreso de Ortí, con más ganas que físico tras su larga lesión, y tuvo que apostar por Rico de extremo por estar ya fundido Hinestroza. Ángel y Ortí tuvieron las últimas y el partido se iba a la prórroga cuando Ríos Reina sentó a Isaac y su envío dio en Olaortua para culminar una cruel despedida copera.
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